El Ánima del capitán Rodríguez Vivas

Diseño Imagen: World Stereo

El capitán Rodríguez Vivas de Maracay, era un hombre de amores pasajeros y muchas mujeres, cayó embelesado por María del Pinal, la que después de meses de insistencia aceptó el cortejo, pero el día del matrimonio desapareció. Para el Capitán aquello significó  la mayor de las ofensas.

 

Se dice que su labor por los tiempos del siglo XVIII fue paupérrima, por lo que se le quitó el honor del cuidado de la Virgen del pueblo y sumido en el fracaso emigró hacia el Guárico.

 

Estando en esa ciudad, se vio involucrado en un robo de joyas y fue preso. Al año de presidio logró escapar y, en su huida, fue socorrido por una joven mujer, una hechicera de los llanos de nombre Eusebia Blanco, mejor conocida como la Bruja de la zona de Calabozo.

 

La leyenda narra que, ante los ojos del Capitán, la mujer le recordó a la ingrata María del Pinal y motivado por una sed de venganza le enamoró. La bruja entregó su corazón y después que el capitán retirado sacudió su deseo sexual le abandonó.

 

En Zaraza, Rodríguez Vivas se comprometió con una joven adinerada de la zona, pero en su boda apareció la bruja a quien dejó y, llena de odio lo maldijo, en plena iglesia delante de la novia, familiares e invitados, al sorprendido militar.

 

La maldición de la bruja había sido conjurada para que Rodríguez Vivas jamás pudiere volver hacer feliz y cualquier intento de prosperidad se verá enturbiado por la fatalidad, la desdicha y el olvido. El Capitán no tomó en cuenta las palabras de la bruja, su matrimonio se realizó y continuó con todos sus planes.

 

Con el pasar de los meses la familia de la esposa de Rodríguez comenzó a tener diversos problemas financieros que en el transcurso de un año le llevaron a perder toda la fortuna. Solo lograron conservar la mansión donde vivían. El capitán intentó rehacer el patrimonio familiar, pero todo lo que deseaba hacer se volvió todo un fracaso.

 

Al paso de los años se quedó solo y emigró a Guayana. Aquí terminó trabajando para un terrateniente de la zona que, como una ironía del destino. El Capitán descubrió que éste era un hijo ilegítimo, uno de los tantos que dejó en su vida. El joven cuando conoció la verdad de su padre, cayó en una severa depresión que lo llevó a la muerte meses después.

 

Foto: Cortesía

El gran capitán Rodríguez terminó viviendo como uno más de los criados de La mansión del Joven, al servicio de sus propios nietos que nunca supieron la verdad.

 

Se dice que en su lecho de muerte, en el lugar más oscuro y escondido de la mansión, recibió una única visita de una misteriosa mujer que jamás se supo su nombre, pero que el Capitán Rodríguez Vivas conocía muy bien y que le recordó que con su muerte la maldición no terminaría, dejando todo lo que llevará su nombre en la más profunda de las tinieblas.

El año 1975, y después de años de abandono, la gran casa de Rodríguez en Guayana se consumió en un incendio; hoy no quedan restos de ella.

 

Después del enigmático incendio en la vieja mansión abandonada. Vecinos afirmaron escuchar siniestros sonidos en las inmediaciones. Doña Marina Pérez, quien ha vivido en una de las casas frente al lugar desde hacía diez años, afirma que nunca presenció actividades extrañas en el sitio, pero sí, reconoce haberse visto extremadamente afectada por un incesante y funesto quejido que surgió en el interior de la mansión destruida: "Fue el otro día, un sábado que pasé por allí, como a las tres de la mañana camino a mi casa, y oí ese ruido: era como un quejido de alguien o algo que provenía desde muy adentro de las ruinas, me pareció decía algo. Yo corrí asustada a mi casa". Otros vecinos han confirmado el relato y dicen haber sentido a alguien quejarse en las noches y aseguran ser el alma del Capitán Rodríguez Vivas.

 

 

Redacción: Lcda. Zuleydy Márquez / World Stereo

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