El peligroso e intrigante  juego de Ouija en Cocorote

Diseño Imagen: World Stereo

Este fascinante relato permaneció guardado por los que vivieron esta diabólica experiencia, pero es interesante conocer, sobre este hecho que marcó la vida de cuatro jóvenes a finales de los años 70 en Cocorote.

 

El profesor Daniel Navarro Petit en su portal e istagram @ElJournaldeDani  detalla que La Ouija es un poderoso juego con el que se puede realizar contacto con seres del más allá, pero, se deben seguir ciertas reglas o la puerta que abres para tener contacto con los espíritus, puede quedar abierta haciendo que vivas situaciones paranormales.

 

La historia comienza cuando Malena, una chica de 17 años, vivía en una casona antigua en las inmediaciones de la Plaza Bolívar en Cocorote, era muy amiga de Rafael, José Luis y Vicente quienes eran tres muchachos que estudiaban en el mismo colegio que ella en San Felipe. Rafael era su vecino de toda la vida, José Luis era el primo de Rafael y Vicente era el más escéptico, todos tenían la misma edad con meses de diferencias. Para esos años se había popularizado el juego de la Ouija pero ese tablero era escaso en Cocorote, casi nadie lo tenía, pero, Malena había conseguido uno prestado y decidieron sus amigos y ella jugar en su casa.

 

Foto: Cortesía

Había llegado el día en el que iban a jugar el dichoso juego. Todos llegaron a la casa de Malena, faltaba poco para que el reloj grande de la sala marcará las 9 pm, en la mesa del comedor colocaron la tabla Ouija y prendieron unas cuantas velas, habían decidido jugar con la luz apagada, la escena se asemejaba una digna película de terror. Luego de leer un poco como se jugaba, colocaron sus manos en el puntero movible y nadie había tenido el valor de hacer la primera pregunta, pero, Malena había perdido a su abuela hacía unos meses y decidió contactarla pues quería saber de ella: “¿abuelita estás aquí?”, preguntó, pero, no hubo ningún tipo de contacto en el momento, volvió a repetir la pregunta y una de las velas del comedor se apagó, una bocanada de aire frío había entrado al lugar, pero, era una noche calurosa y las ventanas estaban cerradas, comenzaron a sentir pasos en el zaguán de la entrada y un fétido olor a carne podrida.

 

Vicente el escéptico, se levantó de la mesa y prendió la luz, acusando a Rafael del fétido olor que se sentía, luego caminó a la salida a ver quién era y no había nadie, pero, dio la espalda al zaguán oscuro y todos los que estaban en la mesa vieron como una sombra se hacía cada vez más grande en la espalda de Vicente que lo empujó hacia la mesa donde estaban ellos, Malena gritó tan fuerte asustando a todos, se levantó y no quiso jugar pero José Luis le insistió que debían seguir para poder terminar y no dejar el juego a medias.

 

Ya en la casa se sentía que alguien más estaba con ellos, decidieron jugar con la luz prendida. Vicente tomó las riendas del juego y le preguntó a la tabla si había alguien más allí, el puntero volvió a señalar que sí, y comenzó a moverse señalando cada una de las letras, A B U E L A fue la palabra que se formó, por lo que Malena comenzó a llorar, pues había comenzado a sentir como una mano acariciaba su hombro, pero sus amigos notaron que la mano que la acariciaba era de un hombre alto vestido de negro con sombrero, impactados ante tal espectro que la alertaron y esta al voltear se percató del extraño hombre escalofriante, haciéndola caer desmayada, de repente una risa macabra comenzó a aturdirlos mientras ayudaban a Malena a recuperar la conciencia. Todos mostraban miedo y temblaban, pero, Vicente parecía estar tranquilo, se dirigió a la puerta principal y puso los pasadores y con voz ronca dijo: ¡NADIE SALE DE AQUÍ!

 

Rafael y José Luis quedaron impactados, pues parecía que algo había tomado posesión de Vicente y lo hacía actuar extraño, pero, el mismo se agachó y ayudó a despertar a Malena. Pero, los dos muchachos notaba la mirada perdida de él y al momento en que Malena despertó,  percataron como Vicente comenzaba a levitar y una brisa volvería a entrar al lugar,  el puntero comenzó a moverse descontroladamente y las luces de la casa se prendían y se apagaban, Rafael, José y Malena se abrazaron muertos de miedo, mientras Vicente hablaba descontroladamente: ¡SOY YO Y HE REGRESADO!, fue lo que hizo que entre los dos muchachos corrieron hasta el cuerpo de Vicente que estaba en el aire y lo sujetaran de las manos tratando de volverlo al suelo y controlarlo, era obvio que lo que se encontraba con ellos quería hacerles daño.

 

Malena corrió a la cocina y buscó el agua bendita y tomó del cuarto de la abuela un crucifijo, sentía miedo y sus piernas eran una gelatina, pero, había visto la película sobre un exorcismo y creía saber lo que iba hacer. En el comedor Rafael y José Luis agarraban fuertemente a Vicente, quien se retorcía y gritaba ¡SOY BELCEBÚ!, se reía descontroladamente, no pensaban que era alguna broma de Vicente, pues él no tenía ese tono de voz y su olor corporal era fétido. Malena comenzó a regar el agua por los alrededores del comedor, pero cuando llego a Vicente, este comenzó a hablar en una extraña lengua y sus ojos estaban desorbitados, con mucha fuerza se zafó de Rafael y José Luis y se le lanzó encima a Malena,  esta agachó la cabeza y mostró el crucifijo a lo que estaba incorporado en Vicente, las cortinas comenzaron a moverse como si hubiese una corriente de aire, la mesa también se movía y el toca disco se encendió y comenzó a sonar un villancico, Rafael y José Luis estaban estupefactos ante la presencia demoníaca que movía las cosas sin tocarlas, no sabían que hacer.

 

Malena gritó: “TE ORDENO QUE TE VAYAS, ESTAMOS CON DIOS”, pero la fuerza sobrenatural que había hizo que los bombillos parpadearan y Vicente caminara hacia atrás, sus brazos estaban torcidos, Malena se le acercó y colocó el crucifijo en su pecho y un grito desgarrador salió de Vicente, haciéndolo caer al piso inconscientemente.

 

El llanto los invadió, no sabían el daño que habían causado y la experiencia tan fuerte que habían vivido, sus padres les creyeron, pero del tema no se habló más, Malena se la llevaron a vivir a Caracas, Rafael se quedó en Cocorote, José Luis se fue a Puerto Cabello y Vicente también se lo llevaron a Caracas. Todos crecieron e hicieron sus vidas, aunque una maldición los acompañó. Malena se suicidó en su apartamento, dejó una carta donde escribió porque se mataba y Vicente se lanzó de un puente peatonal cayendo bajo las ruedas de una gandola, sus familiares mantuvieron sus muertes herméticas, pero, a El Journal de Dani le comunicaron que sus muertes fueron en extrañas circunstancia y que a ambos en el momento en que todo sucedió, los vieron acompañados de un hombre. Rafael y José Luis, han llevado una vida normal, ambos se refugiaron en una religión, pero, aun recuerdan a sus amigos y el momento en que todo cambio.

 

Foto: Cortesía

También, se pudo conocer, que existen relatos similares y casos donde personas que han caído en la curiosidad de jugar con el tablero le han sucedido cosas inexplicables e inclusos muchas versiones han llegado a producirse en la pantalla grande.

 

Redacción: Lcda. Zuleydy Márquez / World Stereo

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