Foto: Cortesía
Han
transcurrido dos semanas del apagón eléctrico nacional más largo de la historia
de Venezuela. La población aún recuerda con enfado y tristeza ese trágico
episodio del jueves 8 de marzo, aproximadamente a las 4:55 de la tarde, se
irrumpió el servicio de manera inesperada; aunque muchos se imaginaron que la
interrupción era solamente por algunos minutos, pero pasaban las horas y no
había señal del restablecimiento de la energía eléctrica.
Llegó la
noche y empezó la preocupación y el desespero de la gente ante la falta de
información por parte de las autoridades gubernamentales, pasada las 7:30 de la
noche el ministro de Energía Eléctrica, Luis Motta Domínguez, informó a través
de su cuenta de Twitter que se trataba de un “saboteo” y que el servicio se
restablecía en un lapso de tres horas, sin embargo, eso no ocurrió.
Mientras
tanto los larenses se preparaban para una larga noche a oscura, linterna, velas
y celulares eran los instrumentos utilizados para alumbrar cada área de la casa
o apartamento. Sólo se escuchaban niños llorando por el calor, tenían miedo por
la penumbra y así transcurrió la noche.
Falla de telefonía fija
Foto: Cortesía
Las tres
operadoras que prestan servicio en el país comenzaron a fallar, Movistar,
Movilnet y Digitel, ni llamadas, mensajes de textos, WhatsApp y Telegram no funcionaban.
Era viernes y aumentaba la incertidumbre por la falta de comunicación, ya se
cumplían 14 horas sin energía eléctrica, algunos se alistaron desde tempranas
horas de la mañana para salir al trabajo con vianda de comida en manos, otros
iniciaban el día para buscar algo de alimentos en los establecimientos.
Negocios cerrados
Foto: Cortesía
La mayoría
de los abastos y bodegas estaban cerrados por no tener disponibles los puntos
de ventas, los pocos abiertos cobraban bolívares en efectivo y también en
dólares, transcurrían las horas y seguía el desconcierto entre la población.
Los altos funcionarios del gobierno ofrecían balance a media sobre el apagón,
no había una respuesta convincente para los ciudadanos ante la emergencia
nacional.
Comida descompuesta
Pasaban
las horas y acrecentaba la angustia por la perdida de alimentos como la carne,
pollo, entre otros. La gente recorría apresuradamente las bodegas, panaderías y
hasta licorerías para comprar agua potable y hielos, para conservar lo poco que
tenían en sus neveras.
Llegó el
mediodía del viernes y se observaba a hombres a los alrededores de sus casas
cortando troncos de árboles para cocinar a leña y compartir con la comunidad,
así transcurrió la tarde y se preparaban nuevamente para otra noche en
penumbra.
Tercer día de apagón
El drama
se veía en las caras de las personas, ya no había agua para bañarse e incluso
para beber. El transporte público era escaso, la gente caminaba largas cuadras
para llegar a sus casas. ¡Esto es un verdadero viacrucis! gritaban con enfado.
El Cuarto día
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El
malestar colectivo ya era incontrolable, por el poco suministro del vital
líquido de parte de camiones cisternas que cobraban hasta 30 dólares para
llenar un tanque pequeño. Tanto en Barquisimeto como en Palavecino se
observaban fogones de leñas en medio de la calle, igualmente un pequeño grupo
de personas sacaron agua del Rio Turbio para saciar la sed, poniendo así en
peligro su salud.
El último día del apagón en Barquisimeto
Tras más
de 96 horas sin energía eléctrica, aproximadamente a las 3:30 de la tarde del
lunes llegó la luz en algunos sectores ubicados al oeste de Barquisimeto, la
gente sentía temor de encender los aparatos de electrodomésticos para evitar
daños de los equipos. Por su parte, al este de la ciudad la situación era la
misma desde el jueves, todavía no estaba restablecido el servicio, regresó a
las 4:00 de la mañana del martes, así como en el municipio Palavecino.
Redacción: Wuillians Salgado
/ World Stereo