Foto: Cortesía
Astrofísicos de todo el mundo hallaron un nuevo
sistema solar, con siete planetas similares a la Tierra, muy probablemente
rocosos. No descartan que pudiera haber vida en alguno de ellos.
La información se dio a conocer durante una rueda de prensa que fue transmitida en vivo al mundo a través de la página web oficial https://www.nasa.gov/ La NASA, además, difundió la información a través de sus redes sociales. El estudio fue publicado en simultáneo en la revista Nature.
El nuevo sistema solar queda a 40 años luz de la Tierra, y se formó en torno a una estrella fría a la que bautizaron Trappist 1. Es un tipo de estrella a la que los astrofísicos catalogan como "enana roja".
La información se dio a conocer durante una rueda de prensa que fue transmitida en vivo al mundo a través de la página web oficial https://www.nasa.gov/ La NASA, además, difundió la información a través de sus redes sociales. El estudio fue publicado en simultáneo en la revista Nature.
El nuevo sistema solar queda a 40 años luz de la Tierra, y se formó en torno a una estrella fría a la que bautizaron Trappist 1. Es un tipo de estrella a la que los astrofísicos catalogan como "enana roja".
Trappist 1 es un astro del tamaño de Júpiter. Este
sistema solar ya había dado pistas de su existencia el año pasado, cuando
astrofísicos detectaron tres planetas alrededor del astro, aunque pequeños. A
ese trío sumaron ahora cuatro pero más grandes: tienen un tamaño muy parecido a
la Tierra, y probablemente rocosos. En su movimiento de traslación, estos
planetas demoran entre día y medio y doce días.
Los astrofísicos creen que en al menos tres de esos
planetas hay "océanos de agua líquida" y ya se sabe que el agua
líquida es la condición inexorable para que haya seres vivientes. Sus
observaciones les indican, además, que la temperatura es apta para mantener el
agua estable, sin evaporarse ni congelarse.
Este importante hallazgo fue posible porque los
científicos cambiaron su estrategia de búsqueda de otros grandes planetas,
podrían haber estado buscando en el lugar equivocado.
"Fue una buena idea estudiar alrededor de las
estrellas más pequeñas de nuestra galaxia y cercanas a nosotros. Esto es algo
que nadie hizo antes: la mayoría se concentraba en estrellas como nuestro
Sol", dijo el autor principal, Michael Gillon, profesor de la Universidad
de Lieja, en Bélgica.
Gillon y su equipo empezaron a analizar la atmósfera
de cada planeta. "Hay al menos una combinación de moléculas" y
"si estuviera presente de forma relativamente abundante, nos indicaría con
99% de fiabilidad que hay vida, pero a no ser que detectemos un mensaje
procedente de una forma de inteligencia de fuera de nuestro sistema solar,
nunca estaremos 100% seguros", explicó Gillon.
Redacción: Jhoan Gutiérrez
/ World Stereo
