Según cuenta la historia,
el 14 de julio de 1946 fue robada en horas de la madrugada la imagen de la
Virgen del Carmen de Montalbán. Los ladrones se habían llevado además el cáliz
de oro, la imagen del Niño Jesús de Atocha, la de San Isidro Labrador, un misal
mexicano, una caja con 500 hostias, 10 l de vino de consagrar, dos morocotas,
500 bolívares en efectivo, una sombrilla y la sotana del padre Julio Quintero,
cura parroquial de Montalbán.
Algunos de los creyentes
estaban consternados ante tal robo y elevaron oraciones a San Buenaventura para
que éste intercediera en la pronta recuperación de los bienes extraídos del
templo, además de formar comisiones para la búsqueda de los objetos robados.
En la pesquisa se contaron
variadas y contradictorias versiones de los vecinos al templo. Unos decían que
una gran sombra se había extendido por las paredes entrando por los ventanales,
otros indicaban que habían visto a varios hombres montados a caballo huyendo
del lugar velozmente en aquella madrugada.
Así mismo, las piezas
sustraídas del templo no volvieron a aparecer y al cabo de varios años, el
padre Julio Quintero pronunció un largo y sentido sermón en el que excomulgó a
los ladrones. Desde ese día los rumores de los asistentes a misa eran que a
Ejido y a los poblados aledaños les había caído una maldición que no tardaría
en hacerse realidad por medio de alguna desgracia.
Finalmente, mucha gente atribuye la inundación
provocada años después por el desbordamiento de las quebradas Montalbán y
Portuguesa así como el de la laguna del Coco situada en las montañas cercanas
al páramo de los conejos, como una manifestación del castigo para lavar las
culpas del pueblo ante el robo acaecido décadas antes.
Redacción: Lcdo. Jhoan Gutiérrez Terán / World Stereo