Foto: Cortesía
Con el
Miércoles de Ceniza inician los 40 días en los que la Iglesia llama a los
fieles a la conversión y a prepararse verdaderamente para vivir los misterios
de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en la Semana Santa.
El
Miércoles de Ceniza es una celebración contenida en el Misal Romano. Este
explica que en la Misa se bendice e impone en la frente de los fieles la ceniza
hecha de las palmas bendecidas en el Domingo de Ramos del año anterior.
La ceniza
en la cabeza, es un signo que nos hace pensar en lo que tenemos en la mente.
Nuestros pensamientos persiguen a menudo cosas transitorias, que van y vienen.
La ligera capa de ceniza que recibiremos es para decirnos, con delicadeza y
sinceridad: de tantas cosas que tienes en la mente, detrás de las que corres y
te preocupas cada día, nada quedará. Por mucho que te afanes, no te llevarás
ninguna riqueza de la vida. Las realidades terrenales se desvanecen, como el
polvo en el viento.
Este
ritual se replica en todas las iglesias alrededor del mundo. En el caso de la
capital venezolana, la Catedral de Caracas es uno de los templos escogidos para
cumplir con esta tradición.
Bajo los
salmos: "Dios formó al hombre con polvo de la tierra" (Gn 2,7);
"hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho" (Gn 3,19),
la ceniza recuerda el origen y el fin.
La fecha
del Miércoles de Ceniza coincide además con el día que se celebra el final de
la época de carnavales y varía cada año porque depende de cuándo será la Semana
Santa.
Finalmente,
la Cuaresma es el momento para liberarnos de la ilusión de vivir persiguiendo
el polvo. La Cuaresma es volver a descubrir que estamos hechos para el fuego
que siempre arde, no para las cenizas que se apagan de inmediato; por Dios, no
por el mundo; por la eternidad del cielo, no por el engaño de la tierra; por la
libertad de los hijos, no por la esclavitud de las cosas.
Redacción: Lcdo. Jhoan Gutiérrez Terán / World Stereo